jueves, 25 de septiembre de 2008

Hambre no

Ya desde hace algún tiempo, formo parte de la ONG Jóvenes Solidarios, la cual tiene por objetivo ser un espacio de participación “para que los jóvenes se comprometan con otros jóvenes”, para despertar de la indiferencia hacia la sociedad, para crear propuestas y encontrar caminos alternativos a la exclusión, marginalidad y pobreza y reclamar constantemente por los derechos humanos, entre otras cosas.
Actualmente, la organización trabaja en Villa Evita, que queda detrás de la fábrica de los hermanos Materia. Allí, está funcionando una escuelita de fútbol y apoyo escolar, para todos los niños de la Villa.
¿Pero qué le importa a un chico el diptongo si no tiene para comer? ¿Cuántos goles puede meter un niño si su dieta es a base de hidratos de carbono?
Mientras nosotros realizábamos con buena fe nuestras tareas solidarias, aparecían en la Villa 18 casos de niños con bajo peso crónico, léase, desnutrición.
Ya el año pasado, la organización había realizado una denuncia al Defensor del Pueblo por la emergencia nutricional y la inasistencia por parte del Estado en este lugar, bajo el lema de la campaña HAMBRE NO. Esta denuncia coincidió con la campaña electoral del actual intendente de la ciudad, por lo que causó un gran revuelo y disparó varias promesas. Y allí estábamos nosotros, otra vez, con los 18 casos CERTIFICADOS de chicos con bajo peso crónico, o como lo llamaban en la Salita, chicos “flaquitos por herencia”. La solución de la Salita Municipal era, entre otras barbaridades, hacerle caso a Pancho y comprar Actimel. Interesante...
Así fue como decidimos diseñar un nuevo plan de lucha: la campaña HAMBRE NO (¿suena familiar?).
Como primera medida, se organizaron reuniones con el Secretario de Salud, Dr. Ferro, y la Secretaria de Desarrollo Social, María del Carmen Viñas, quien nos felicitó por nuestra fuerza y nuestro empeño en reclamar la asistencia a las familias de Villa Evita. Pero guarda, porque ella se comprometió a reunirse con Fulano y con Mengano, y decirle Fulano que llame a Minguito y bla, bla. Y así pasaba el tiempo, con los chicos comiendo arroz (los que lo tenían) y los dirigentes haciendo reuniones y reuniéndose sin reunir ninguna solución.
Agotando todas las vías pacíficas, por llamarlas de alguna forma, decidimos hacer una protesta muy original frente a la municipalidad. Varios de los Jóvenes Solidarios nos disfrazamos de ñoquis (sisi, NOS disfrazamos) y flameamos la bandera de “EN LA MUNICIPALIDAD, TODOS LOS DIAS ES 29”. Acompañamos a las madres de la Villa, quienes mostraban los carteles de HAMBRE NO y un excepcional “VIÑAS-FERRO, NOS ENCANTA HACER SU TRABAJO” y otro que acusaba INACCIÓN MARPLATENSE.
Luego de hacer un poco de lío, bajaron algunos ñoquis municipales y prometieron una visita a la Villa. Esta vez, fueron, con el mismísimo Secretario de Salud. ¿Misión cumplida? Bueno, es un poco más complicado que eso…
En primera instancia, decidieron realizar controles de talla y peso, “para luego ver qué hacemos”, con el objeto de afrontar la problemática y “no tapar el sol con las manos”. La semana siguiente, haciendo zapping, me cruzo con el sensacionalista Teleocho Informa haciéndole una nota al Dr. Ferro en Villa Evita, bajo el marco de una Campaña de Vacunación para niños y adultos, y una “castrada masiva” a los animales de la Villa. Me quedé escuchando a Mr. Ferro y allí estaba, allí lo escuché diciendo que “de los 18 casos denunciados de bajo peso crónico, solo se comprobaron 5; que tal emergencia nutricional no existe y que la asistencia alimentaria llegará a las familias siempre y cuando la asistente social de la Salita lo considerase.”
Es decir, para ponerlo en otras palabras, el municipio, a través de la Salita, certificó 18 casos de bajo peso crónico y el mismo municipio sólo pudo comprobar 5. Hay algo que no cierra. Quizás en 15 días los nenes aumentaron 2 kilos. O quizás, se decidió tapar el sol con las manos.
Lo más triste de todo es que esto no es noticia nueva. Sin embargo, me gustó la idea de exponerlo porque lo viví de cerca. La verdad es que me indigna mucho la subestimación que recibe la gente de la Villa por ser tan solo eso: gente de la Villa. Pesarlos con ropa y zapatillas para que tengan uno o dos kilos de más es jugar con su ignorancia, cuando en vez de eso se pueden proponer políticas de asistencia para mejorar la situación barrial, y cuando se habla de políticas de asistencia, no se hace referencia a un Plan Jefes y Jefas o similar, porque si nuestros dirigentes se tomaran cinco minutos para dialogar con las madres, se darían cuenta de que lo que reclaman es trabajo. Hay demasiado prejuicio dando vuelta y demasiadas pocas ganas de hacer las cosas bien, lo que, para mí, es una mezcla fatal…



Cordiales saludos,




C.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Sobre la crisis en Bolivia y demás yerbas...

Todos estos días que han pasado, hayamos visto un noticiero, leído un diario o nos hayan comentado, han estado marcados por lo que sucede en el hermano país de Bolivia. Creo que nos hemos visto, en algunos casos como el mío, bastante sorprendidos por lo que pasaba, pero, por otro lado, con la sensación de que eso iba a ocurrir. Mientras otros lo deben haber visto como una situación más, otra noticia más.
En este posteo no vengo a hacer ningún análisis histórico, ni sociológico, menos aún un análisis de los medios, etc. Sólo vengo a hablar de lo que me ha generado ver este conflicto y hasta dónde se ha llegado con las cosas.
Todos somos conscientes de la situación que atraviesan los países latinoamericanos. Se habla de un pseudo crecimiento y de una mejora en las condiciones de calidad de vida. Creo que varios países estamos en la situacion que comento M. en su primer post, un crecimiento hasta cierto punto invisible porque para donde miremos nuestros ojos no ven grandes cambios. Sólo los vecinos del Brasil han mostrado un real crecimiento económico, pero no social. Es, a mi parecer, la igualdad social una materia pendiente para todos los países (y sociedades), que en el caso de Bolivia se multiplica aún más, pues está atada a una herencia histórico-geográfica que los llevo a que esté mucho mas adelantado en "desigualdad social", y tal vez sea un presagio para el resto de los países vecinos.
Mirar lo que ocurre realmente da miedo y muestra lo más bajo de la sociedad y de los individuos: una provincia rica, poseedora de todos los recursos naturales, que hace ingresar las divisas al país, y que obviamente son usados por el Estado para poder impulsar una mayor equidad (si se hace o no, es tema aparte), quiere separarse del mismo, acusando justamente que no tienen porque dar su riqueza al país (bueno tal vez no tan así, puedo estar equivocado, pueden poner otras excusas o decir otras cosas, pero en el fondo la cuestión es esa) mientras que del otro lado nos encontramos con provincias pobres, sin recursos y con un presidente que quiere defender sus derechos.
Ahora bien, al ver lo anterior no puedo dejar de sorprenderme, no entra en mi cabeza el querer separarse de un país y no aportar para el bienestar de toda la sociedad. Parece que el individualismo es un mal no sólo de nuestro país sino que trasciende las fronteras y como si fuera a propósito se multiplica más aún en donde no debería estar. Es justamente esto por lo que estoy posteando. Quisiera alguna vez en mi vida entender la naturaleza humana, quisiera saber hasta donde se puede llegar con este juego de los valores y lo que es peor, para mí, la decadencia humana. Podría escribir mil cosas y hacer mil preguntas, pero prefiero quedarme con que en Bolivia se llegue a buen puerto (incluso con una salida tan justa al mar, que Bolivia reclama hace años) y apoyar la lucha de la gente de allá, de su presidente y que aunque muchos puedan no estar de acuerdo, mucha de las cosas que están pasando es por querer cambiar algo en aquel país, querer, supuestamente mejorarlas.
Bueno, espero que sirva para que ahora algunos prendan la tele y se pregunten que esta pasando, y que vean como el individualismo lleva a la decadencia de una nación, o mejor dicho, de todas.
Solamente me despido con una pregunta: como inviduos, ¿qué es peor? ¿quedarse sentados viendo cómo las cosas pasan? ¿querer cambiarlas? ¿o creer que uno no tiene la culpa de lo que pasa y sólo salir a luchar cuando se lo toca de cerca? Espero recibir sus respuetas, la míaa creo que ya la deben saber. Soy partidario de cambiar las cosas, no se si soy idealista utópico, sólo se que es lo que quiero.

Cordiales saludos,

T.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Inflación a Marzo

Históricamente, el problema siempre estuvo presente. En algunos momentos más, en otros olvidada, la inflación parece ser endémica en Argentina. Sin embargo, ha sido motivo de controversias y desde el primer gobierno peronista (algún historiador podrá corregirme si me equivoco) una constante. ¿Estamos condenados a vivir con inflación? ¿Es malo tenerla? La experiencia histórica nos dice que sí, y es por ello que las expectativas inflacionarias pueden ser más altas. No obstante estaríamos siendo miopes…
En primer lugar, resulta necesario definir el concepto. Generalmente no se utilizan largas definiciones para ello. Simplemente es posible decir que se entiende por inflación a un alza generalizada de los precios de bienes, servicios y factores productivos durante un período prolongado de tiempo y en una región determinada. En Argentina, para medirla se utiliza un índice llamado Laspeyres que en los países desarrollados ha dejado de tener vigencia debido a sus debilidades metodológicas. Algunas de ellas: estadísticamente es un índice sesgado (al ser un promedio aritmético, alzas importantes en pocos productos de escasa utilización podrían distorsionar el resultado); supone que los consumidores no reaccionan frente a las modificaciones en los precios; supone la no existía el efecto sustitución; sobreestima el nivel de inflación. Actualmente lo que creemos que es inflación es la medición del IPC (índice de precios al consumidor): lamento decirles que tampoco es del todo correcta dicha afirmación. El ICV (índice de costo de vida) es el verdadero termómetro de la inflación, que está asociado a la utilidad de cada consumidor (concepto de preferencias a la hora de consumir). Igualmente, debido a la complejidad metodológica para efectuar dichas mediciones, diremos que el IPC es un adecuado índice que nos aproxima bastante bien a la realidad. Hoy por hoy, (es el cambio que entre otros propone EE.UU.) se sugiere adoptar el Índice Fisher, un promedio geométrico, y se lo denomina IP ideal (matemática y económicamente supera todas las pruebas de rigor para demostrar su efectividad, aquí deberán creerme, sino no la lectura se dificultaría bastante). No puedo extenderme sobre las cuestiones metodológicas pero las últimas modificaciones introducidas por los Fernández y Moreno han sido pésimas.
No es mi objeto aburrirlos, claro está. Supongo que algunos ya han dejado de leer esto, pero para los masoquistas, me gustaría ahora adentrarme en la cuestión principal. Pese a ello, consideré necesaria dicha aclaración para que nos ponga en contexto.
¿Por qué parecemos tan atemorizados por la inflación? Hay varios enfoques para un mismo país.
La inflación quita el poder adquisitivo a los salarios, aumenta los precios de bienes y servicios y sube los costos de producción (se puede leer como un circulo vicioso). Quienes primero caen son los sectores con menos recursos económicos, cruzando la línea de pobreza (dirección norte-sur) y pudiendo acceder cada vez a menos prestaciones básicas que le permitan, al menos, realizar sus actividades mínimas de subsistencia. La clase media a la vez, tiene menos poder de consumo (enfatizo aquí por su carácter consumista) y en efecto, la riqueza se redistribuye. Si alguien debe gastar menos, es porque evidentemente alguien puede gastar más (un detractor del perverso dixit). A la vez, económicamente, se acelera el consumo. Pensemos intuitivamente: si yo se que un par de zapatillas hoy cuesta $100.- y mañana $150.- y necesito tenerlas, ¿qué hago? Las decisiones de consumo presente y futuro cambian en estos contextos. Ahora, un aumento de la demanda, ¿no lleva a un aumento de precios? En algunas circunstancias más, en otras menos, esta ley puede no ser cierta a posteriori debido a la estructura de cada mercado, pero en Argentina, yo la considero demasiado válida. Cualquier momento es bueno para maximizar beneficios aquí.
Por otro lado, refleja inestabilidad económica. En un mundo donde todos miran hacia todos lados a la hora de colocar sus capitales, donde los riesgos económicos son muchos y no simplemente por la crisis de las “subprimes” en EE.UU., la estabilidad financiera-económica es importantísima. La necesidad de seguridad se hace fundamental ya que permite la prevención, predicción y proyección a más largo plazo.
No puedo extenderme mucho sobre esto, realmente merecería un mejor análisis. Pero “sólo por hoy” voy a tomar el camino más corto. ¿Por qué entonces un gobierno puede querer distorsionar los índices?
Aquí hay varias causas. En primer lugar, como ya explicité, la inflación marca quién entra y quién sale de la pobreza (en términos estadísticos al menos). Obviamente ningún gobierno quiere ver aumentar estos porcentajes. A su vez, los salarios reales caen y es necesario renegociarlos. Este factor es importante, muchas veces a través de estos indicadores se observa el desempeño económico de un país a través del tiempo. Una variable Proxy para estimarla serían las paritarias: a mayor inflación mayor es su frecuencia. En segundo término, actualmente la Argentina ha emitido bonos ajustados por la inflación. Es decir, para que sean más atractivos a los acreedores y no queden desfasados de su valor de compra, existe un coeficiente que ajusta su precio y pago de intereses. Luego, si estos bonos están por doquier (me refiero a que se ha inundado el mercado) y los índices inflacionarios son elevados, las cuentas fiscales sufren duros reveses para afrontar estos vencimientos. Por otra parte, el aumento de la recaudación impositiva, esos record que dicen batir desde la Casa Rosada, estarían siendo malinterpretados pues, si la recaudación aumenta en un 15% y mi inflación es del 30%, hay algo que no me cierra…, es más, diría que el poder adquisitivo, el poder de pago, el poder del gasto estaría decayendo importantemente. En otras palabras, la ecuación es simple. Pensemos en la alícuota de IVA: lamentablemente 21%. Año 2003, compro una gaseosa y pago $1, 21ctvs al fisco, 79 cts. para el vendedor. Año 2008, la misma gaseosa a $2, 42 cts. al fisco, $1, 58 al vendedor. El fisco duplicó su recaudación.
Conclusión, los efectos inflacionarios implican pujas distributivas (prometo extenderme en otro posteo sobre ello y algunas cosas que quedaron pendientes). Los gremios, los empresarios y los trabajadores luchan por no perder territorio en el ámbito salarial y por mantener sus intereses intactos pese a los avatares de la economía. Los empresarios de ninguna manera quieren ver achicarse sus beneficios extraordinarios y los trabajadores ven como su salario real se empobrece. Sin embargo, la inflación es un fenómeno que se da en gran parte porque todos somos sus creadores. Las expectativas inflacionarias existen, nosotros en tanto personas que vivimos realizando transacciones decidimos compras o ventas pensando en la inflación y por ende la recreamos. Por ello, no todo lo que nos digan es real, es más fácil tener la percepción en la medida que la inflación nos golpea que leer un número del gobierno en un periódico. Es sabido que la inflación del mes de julio no fue del 0,6%, y mucho menos creer que cierra el año al 11%. Actualmente, los registros privados de diversas consultoras y estimaciones concuerdan entre el 25% y 30%. Yo adhiero a ello, más después de escuchar a profesores míos de seria y destacada performance académica quejarse por las injusticias de INDEC (algunos trabajan o hacen lo que pueden en el organismo).
Por último debo aclarar una cosa: estamos ante un proceso inflacionario interno y otro externo. Los precios de las materias primas están subiendo, entonces resulta lógico que los productos de las manufacturas aumenten. Pero de ninguna manera alcanza estos niveles. Por otro, la interna a mi juicio no se debe ni a la teoría cuantitativa del dinero ni a las leyes de mercado Walrasianas, sino a pujas distributivas y problemas institucionales existentes y sin siquiera querer ser resueltos. Una vez más la economía no es sin la política, una vez más, parece que nos quieren ocultar algo… ¿será que no estamos creciendo al 8%?

Cordiales saludos
M.

P.D.: habrá otros artículos de inflación en estos meses sucesivos.