domingo, 10 de agosto de 2008

Iruya




Qué suerte que es chico mi pueblo
la gente ni sabe que existe.
Se esconde trepando los cerros
perdido y solito a lo lejos.
(Mi pueblo chico. Letra: María Adela Christensen / Música: Luis Angel A. Pérez Pruneda)

Iruya es un pueblo chico, muy chico, de 1000 habitantes. Está alejado unos 320 km de la ciudad de Salta, y unos 50 km de Humahuaca. Iruya a veces se escucha nombrar. Para llegar desde Humahuaca, el medio de transporte es un colectivo estilo 571 que tarda 3 horas y media en hacer los 50 km, ya que es un camino muy sinuoso. No tiene portaequipajes, los bolsones de comida de los lugareños y las mochilas de los turistas van atados en el techo.
La sensación antes de emprender ese viaje es no saber adónde se va a llegar. Y es así: no se sabe.
La primera parte es ascendente, paisaje verde y marrón, a veces violeta, paisaje de tierra, paisaje virgen. Se llega hasta el límite entre Salta y Jujuy, y se empieza a bajar. A los costados, montañas y quebradas. En invierno el colectivo llega hasta el pueblo, estaciona luego de varias maniobras frente a la iglesia. Todo pueblo tiene iglesia. En época de deshielo, cuando los ríos que envuelven a Iruya se llenan de agua, el colectivo no puede pasar y hay que caminar unos cuantos metros. Pero llegar, se llega. Y se ve un pueblito que cuelga de la montaña, que en verano es isla.
Iruya no quita el aliento, Iruya no hace abrir grandes los ojos ni encandila. Iruya respira tranquila, Iruya es sincera, Iruya está. Iruya esconde mucha libertad.
Al llegar, la bienvenida la dan los niños, que ofrecen alojamiento a toda persona que baje con una mochila. La oferta es siempre mayor que la demanda.
Los alojamientos, baratos en demasía, y las casas en general, son de adobe, piedra y paja. Iruya es humilde, pero tiene dignidad. En Iruya no hay ambición porque la realidad es igual para todos.
Algunos, los jóvenes, quizás, huyen a las ciudades cercanas como Humahuaca o Jujuy.
Sus padres, entonces, agregan habitaciones a sus casas y ofrecen un lugar para dormir a los curiosos turistas. Ellos no abandonan Iruya, porque a Iruya no se la abandona. Ellos viven de lo que ganan con el hospedaje, de alguna que otra cabalgata ofrecida a los turistas, quizás de alguna huerta en la montaña.
Iruya es misteriosa porque es sencilla. El saludo del lugar es la sonrisa. Hola Asunta, qué tal Celestina. Allá todos se conocen, cómo no se van a conocer si viven en el mismo lugar.
Iruya tiene un mirador que permite verla desde un poco más lejos, tal vez para poder entenderla mejor, pero Iruya es difícil de entender. Desde el mirador se ven las estrellas brillar como en ningún otro lado. En realidad, Iruya nos enseña que nunca antes habíamos visto estrellas.
En Iruya el tiempo no pasa, o mejor dicho, el tiempo no determina períodos. Nunca es la hora de ir a trabajar y nunca se hace tarde para tomar el colectivo. Las horas, minutos y segundos se confunden, porque las cuatro y veinte es lo mismo que las cinco menos cuarto.
Iruya está olvidada o quizás no quiere ser vista o quizás nadie la quiere ver.
Pero en Iruya hay paz. Iruya invita a conocerla.
Cordiales saludos

C

5 comentarios:

EDUKANDOS dijo...

quiero conocer Iruya, pero son las nueve y cuarto y me tengo que ir, adios.

B

joaquín c. dijo...

por favor, obviemos eso comentarios.

hola, sí, te vi el otro día en la facu, y no te salude, cómo andan tus cosas? ah lo mío bárbaro.

hay que decir csas tales como: las fotos me impactaron, ojala ese bondi sea un 551

lo cual es cierto

un detractor del perverso dijo...

Lo más llamativo es quizás lo más simple. La temporalidad no está determinada por una convención, el tiempo es natural.

Hoy en día los relojes no son tan populares (mmm... creo), pero porque tienen su reemplazo en los celulares.

Vivimos la dictadura de la hora!

(comentario de un impuntual)

EDUKANDOS dijo...

Todo esto me hizo recordar, aunque lo tenga siempre presente, al gran viaje de 2004 al NOA con mis amigos y compañeros. Desde ya, uno de los mejores momentos de mi vida. Viajar, conocer, preguntar...ir más allá de lo que vemos, de la calle principal, de la iglesia, la escuela y los artesanos "estandar". Muy linda la publicación, ojalá a la próxima Iruya podamos ir con proyecto de medio pelo y los edukandos. Saludos.
M.

Unknown dijo...

Hola! Hace unas semanas llegue de Iruya y esta descripcion me hizo volver a vivirla. Fui para la fiesta de la Pachamama, no en Iruya sino en San Isidro, un pueblito a 7 km. Mucho mas chiquito que Iruya, de 300 habitantes.
Para conocer mas sobre la zona recomiendo la pelicula/documental "Rio Arriba".